MISIÓN

Nuestra misión es ser el nexo que une el café, la música y el talento colombiano, creando un impacto positivo en nuestras comunidades y ofreciendo una experiencia inigualable a nuestros clientes.

En nuestra misión fusionamos la riqueza cultural de Colombia a través de dos de sus tesoros más preciados: el café de origen excepcional y talento musical. Nos comprometemos a proporcionar a nuestros clientes café de origen de la más alta calidad, cultivado por apasionados caficultores locales a quienes recompensamos con precios justos que reflejan su arduo trabajo. Al mismo tiempo, celebramos la música diversa del talento  Colombiano, relacionando cada variedad de café con un estilo musical. A través de esta conexión única, fomentamos el talento local y contribuimos a la difusión de la cultura colombiana.

VISIÓN

Nuestra visión para el año 2033 es convertirnos en un embajador de la cultura cafetera colombiana y la diversidad musical, al tiempo que consolidamos nuestro lugar como líder en la industria del café de origen excepcional a nivel internacional.


Nuestra empresa online habrá expandido significativamente su presencia en los mercados globales, incluyendo Estados Unidos, España, Italia y Francia, llevando a estos destinos la riqueza de los cafés únicos de Colombia. Seremos reconocidos no solo por la calidad inigualable de nuestro café y la relación justa con los caficultores, sino también por nuestra innovadora conexión entre el café y la música. Nuestro éxito se medirá no solo en términos de expansión geográfica y crecimiento económico, sino también en el enriquecimiento cultural y social que traemos a las personas en todo el mundo.

NUESTROS VALORES

Calidad: somos una marca comprometida en ofrecer a nuestros clientes variedades de café de alta calidad que se refleja en su frescura, en el color del grano, en el aroma y en el sabor.

Excelencia: siempre hacemos lo mejor que podemos y reconocemos lo que hay que mejorar, así vamos abriendo camino a la excelencia.

Respeto: somos una marca que respeta y promueve la diversidad de cultura, talento y expresión.

PABLO BARRIOS

Soy modelo 74, resultado de una fusión rara entre Bogotanita y Costeññññño y aunque la foto me puede delatar como un salsomano vallenatero, lo cierto es que ni sé bailar, soy un metalero hasta el tuétano, de vez en cuando escucho un poco de Dance y sí me gusta la música clásica, pero no sé bailar, ni mi cadera ni rodillas responden…

Es un milagro que en el país de la salsa esté casado con la mujer más maravillosa del mundo, me encanta la tecnología y por eso me gradúe como Ing de Sistema, mi esposa se ríe todo el tiempo de mí porque me la paso comprando cables y cosas electrónicas para conectar A con B con C, intento tocar un poco de guitarra y batería y por ahí van a ver unos videos intentando tocar algo de Slayer / Megadeth / Iron Maiden, quise ser como Michael Jordan pero mis impresionantes 170 cm de altura no me lo permitieron, por eso soy basquetbolista de parque de domingo en mi amada Bogotá.

Soy consumidor del café hace poco honestamente, no más de 6 años, y llegó a mí porque con mi entrenador entramos en el proceso de hacer ejercicio en ayunas y con el objetivo de rendir un poco más sin meterle cosas raras a mi cuerpo, surgió la ingesta de café antes de entrenar y de ahí ahora tomo máximo 4 tazas diaria de café

PABLO BARRIOS

Soy modelo 74, resultado de una fusión rara entre Bogotanita y Costeññññño y aunque la foto me puede delatar como un salsomano vallenatero, lo cierto es que ni sé bailar, soy un metalero hasta el tuétano, de vez en cuando escucho un poco de Dance y sí me gusta la música clásica, pero no sé bailar, ni mi cadera ni rodillas responden…

Es un milagro que en el país de la salsa esté casado con la mujer más maravillosa del mundo, me encanta la tecnología y por eso me gradúe como Ing de Sistema, mi esposa se ríe todo el tiempo de mí porque me la paso comprando cables y cosas electrónicas para conectar A con B con C, intento tocar un poco de guitarra y batería y por ahí van a ver unos videos intentando tocar algo de Slayer / Megadeth / Iron Maiden, quise ser como Michael Jordan pero mis impresionantes 170 cm de altura no me lo permitieron, por eso soy basquetbolista de parque de domingo en mi amada Bogotá.

Soy consumidor del café hace poco honestamente, no más de 6 años, y llegó a mí porque con mi entrenador entramos en el proceso de hacer ejercicio en ayunas y con el objetivo de rendir un poco más sin meterle cosas raras a mi cuerpo, surgió la ingesta de café antes de entrenar y de ahí ahora tomo máximo 4 tazas diaria de café

PAOLA RANGEL

Era una mañana soleada en Bucaramanga, la ciudad bonita de Santander, del día 12 de noviembre de 1989, día tradicional en el que se elige la reina de Colombia. De repente, a las 10:00 am inician los dolores de parto de una niña de 19 años, destinada a ser mi querida madre. Pocas horas después, a la 01:00 pm nace la muñeca de mamá, el nuevo propósito de su vida. A partir de ese momento, mi vida inicia formando parte de una familia santandereana.

Yo soy la mayor y única mujer de tres hijos. Nací, crecí y me formé académicamente en Bucaramanga. Durante mi niñez, a mi papá le gustaba pasear y se inventaba viajes improvisados, así que viajábamos mucho por tierra y eso me permitió contemplar maravillosos paisajes de diferentes partes de Colombia. Uno de los viajes que hicimos, fue a una finca de un familiar de mi papá que cultivaba café. Yo era muy pequeña y no me llamaba mucho la atención ese tema. Mi papá era un buen consumidor de café, fue la primera persona en mi vida a quién vi tomar café. Recuerdo que en las mañanas mi mamá le preparaba el café antes del desayuno y él se sentaba a leer el periódico con su taza de café. Tal vez en algún momento de curiosidad en mi niñez tomé un sorbo de café y no me gustó porque siempre tuve la idea de que era demasiado amargo, pensaba que era un sabor que sólo toleraban los adultos. Fue a mis 24 años que un aroma de una bolsa de café recién abierta me cautivó.

Un compañero de la oficina destapó una bolsa de café especial que traía para compartir con todos. A partir de ese momento despertó mi gusto por el café, no sólo como bebida sino como ritual y cultura. Por otra parte, mi esposo, mi acompañante de vida, también está entusiasmado con el aprendizaje alrededor del café y tanto él como yo nos maravillamos con cada nuevo concepto que aprendemos en este camino. Así que aquí estamos trabajando juntos, con muchas ganas y mucho amor para el éxito de nuestro emprendimiento.

PAOLA RANGEL

Era una mañana soleada en Bucaramanga, la ciudad bonita de Santander, del día 12 de noviembre de 1989, día tradicional en el que se elige la reina de Colombia. De repente, a las 10:00 am inician los dolores de parto de una niña de 19 años, destinada a ser mi querida madre. Pocas horas después, a la 01:00 pm nace la muñeca de mamá, el nuevo propósito de su vida. A partir de ese momento, mi vida inicia formando parte de una familia santandereana.

Yo soy la mayor y única mujer de tres hijos. Nací, crecí y me formé académicamente en Bucaramanga. Durante mi niñez, a mi papá le gustaba pasear y se inventaba viajes improvisados, así que viajábamos mucho por tierra y eso me permitió contemplar maravillosos paisajes de diferentes partes de Colombia. Uno de los viajes que hicimos, fue a una finca de un familiar de mi papá que cultivaba café. Yo era muy pequeña y no me llamaba mucho la atención ese tema. Mi papá era un buen consumidor de café, fue la primera persona en mi vida a quién vi tomar café. Recuerdo que en las mañanas mi mamá le preparaba el café antes del desayuno y él se sentaba a leer el periódico con su taza de café. Tal vez en algún momento de curiosidad en mi niñez tomé un sorbo de café y no me gustó porque siempre tuve la idea de que era demasiado amargo, pensaba que era un sabor que sólo toleraban los adultos. Fue a mis 24 años que un aroma de una bolsa de café recién abierta me cautivó.

Un compañero de la oficina destapó una bolsa de café especial que traía para compartir con todos. A partir de ese momento despertó mi gusto por el café, no sólo como bebida sino como ritual y cultura. Por otra parte, mi esposo, mi acompañante de vida, también está entusiasmado con el aprendizaje alrededor del café y tanto él como yo nos maravillamos con cada nuevo concepto que aprendemos en este camino. Así que aquí estamos trabajando juntos, con muchas ganas y mucho amor para el éxito de nuestro emprendimiento.